La asociación AFAUS Pro Salud Mental ha organizado una marcha para este martes, 10 de octubre, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que este año se celebra bajo el lema «Salud mental, salud mundial. Un derecho universal». La marcha partirá a las 11.30 horas de la Calle Mayor y recorrerá los parques de San Roque y La Concordia, para volver a la Plaza del Ayuntamiento, donde se leerá un manifiesto y se lanzará la proclama del Día Mundial de la Salud Mental.

Fuente Original: eldecanodeguadalajara

El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una iniciativa de la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés) que se celebra en más de un centenar de países con el objetivo de visibilizar los problemas de un colectivo muy desconocido sobre el que todavía pesa una gran cantidad de prejuicios y reivindicar sus derechos. La Asociación AFAUS Pro Salud Mental se ha sumado una vez más a esta efeméride, que este año se celebra bajo el lema «Salud mental, salud mundial. Un derecho universal», con una marcha que arrancará a partir de las las 11.30 horas desde la Calle Mayor de Guadalajara y recorrerá los parques de la Concordia y San Roque, con vuelta hacia la Plaza del Ayuntamiento, donde se dará lectura a un manifiesto y se lanzará la proclama del Día Mundial de la Salud Mental.

Además, se establecerá una mesa informativa en la misma plaza, a partir de las 11.00 horas y se celebrará una comida de hermandad en el restaurante “El Huerto”, una iniciativa que ha puesto en marcha AFAUS en la capital, junto con el hotel “El Sueño del Infante”, en la que el 90 % de la plantilla son personas con discapacidad por salud mental con el objetivo de contribuir a la integración y a dar visibilidad a las capacidades de este colectivo, que todavía hoy está estigmatizado.

Y es que, si bien es cierto que a raíz de la pandemia del Covid-19 se ha comenzado a hablar de una manera más abierta de la salud mental, tal y como reconoce Maribel Rodríguez, terapeuta ocupacional y secretaria de la Junta Directiva de AFAUS, sólo se hace de cierto tipo de patologías: «Hablamos de ansiedad, de depresión, de malestar emocional, pero hay más enfermedades que no tienen por qué ser peores, ni mejores. No se trata de endulzar. Igual que en otras patologías no se hace, parece que en salud mental si hablamos de esquizofrenia son palabras mayores. Lo son, pero es algo que no eliges: tienes la que tienes, por las circunstancias que sean, y todas las enfermedades mentales merecen el mismo nivel de apoyos y oportunidades y no que unas se estigmaticen más que otras”. Rodríguez hace hincapié en que al final cada persona es un mundo “y afrontamos la enfermedad de una manera o de otra. Lo que necesitamos son oportunidades y apoyos y que esas muletas cada vez vayan siendo menos, para que sólo las tengamos cuando las precisemos”.

El proyecto de hotel y restaurante que gestionan en la calle San Juan de Dios, sobre el cual El Decano de Guadalajara publicó un amplio reportaje hace algunos meses, es sólo una, del sinfín de iniciativas que lleva a cabo la Asociación AFAUS en Guadalajara, una organización pionera en España con más de 30 años a sus espaldas y una de las más activas en la visibilización e integración de este colectivo. Actualmente, cuenta con más de 700 socios, principalmente de la provincia de Guadalajara, pero también de otros lugares, como Madrid y el resto de provincias de Castilla-La Mancha.

Tal y como explica la terapeuta, se diferencia de otras organizaciones similares en que la mayoría de sus socios son personas con problemas de salud mental: “Desde un primer momento tuvimos claro que si los familiares querían ser socios nos parecería perfecto, pero que lo importante era contar con las personas que tienen el problema, que son las que tienen que decidir qué es lo que quieren con su presente y futuro”, explica.

El origen de la asociación se remonta al año 1991 en el seno de la Unidad Residencial y Rehabilitadora (URR) de Alcohete, que inicialmente era de ámbito estatal, aunque en la actualidad depende del Gobierno de Castilla-La Mancha a través de la Consejería de Sanidad: “Los profesionales que trabajábamos allí veíamos que había un montón de usuarios que procedían de todas partes de España, cuyos contactos familiares se habían perdido y no tenían más futuro que seguir viviendo allí”, recuerda.

De esta manera, en el año 1992 se constituye formalmente la asociación con un grupo de familiares, otro de pacientes de la propia unidad residencial y tres profesionales, con la finalidad de “buscar recursos fuera del hospital para que los usuarios pudieran salir de allí, aunque no tuvieran familia”.

Entonces, los principales retos a los que debían enfrentarse eran dotar a esas personas de una residencia, donde pudieran vivir fuera del hospital y de una capacitación profesional, que les permitiera trabajar. “Empezamos a investigar sobre lo que se estaba haciendo en España y en otros puntos fuera de España, en relación a dónde vive y cómo vive una persona después de haber estado en una institución tantos años y, a nivel formativo, qué se podía hacer en ese momento”, relata.

La actividad arrancaba en unos talleres que existían en el entorno del hospital, propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con el objetivo de que las personas que abandonaban el recurso de Alcohete tuvieran una manera de emplear su tiempo: “La gente salía y no tenía nada qué hacer, ni a dónde ir y muchos querían retornar al hospital, porque allí tenían un círculo de amigos, una estructura, unas actividades, unos profesionales a mano… Las propias familias tampoco sabían qué hacer con ese familiar que llegaba a casa. Entonces, nos pareció importante crear un espacio que les sirviera para organizar su tiempo y a la vez les dotara de un conocimiento de cara a convertirse en un hobby o en una posibilidad laboral”, comenta la secretaria de AFAUS.

Para ello, utilizaron los recursos que tenían a su disposición para poner en marcha un taller de encuadernación, aprovechando que el espacio había sido utilizado con anterioridad para ese fin y existía un stock de materiales. La oportunidad la pintan calva, por lo que aprovecharon que en Trillo existía una imprenta a la que se le había caído el tejado encima “y allá que nos fuimos con una furgoneta para recoger letra a letra de todos los tipos del suelo. Eso nos llevó una tarea de unos tres o cuatro meses, para la que contamos con un profesional voluntario y, con la ayuda de usuarios, fuimos clasificando todas las letras y montando la imprenta”. Posteriormente, se montó una carpintería en otro de los talleres que antiguamente también había tenido esa finalidad.

Con el paso del tiempo, la asociación se ha embarcado en otras iniciativas que ya no estaban tan condicionadas por los recursos que tenían a su alcance, sino que se perfilaban teniendo en cuenta aquellos sectores más viables, en los que sus socios pudieran tener una salida laboral. De esta manera, se puso en marcha una línea de empleo verde, fundamentalmente para la recogida de residuos no peligrosos como el aceite -“ahora mismo recogemos el aceite de toda la provincia de Guadalajara”-, indica, pero también ropa, cartón y plástico. “La idea de esta línea de empleo verde es dar un doble valor a lo que hacemos. Por un lado, generar empleo y dar calidad de vida a las personas con las que trabajamos, pero además, que las personas que trabajan con nosotros sepan que pueden hacer algo por los demás, como es mejorar el planeta”.

En este sentido, recuerda que el aceite es uno de los principales contaminantes, ya que se desecha de manera inadecuada en un alto porcentaje, al igual que la ropa, “que precisa de muchísima agua para fabricarse”.

En lo que se refiere al plástico, apunta, trabajan con una empresa de Navarra que lo convierte en perfiles, que denominan madera plástica “y con eso fabricamos desde composteras, bancos, mesas pic-nic, papeleras, pérgolas… Todo aquello que se puede hacer en madera, se puede hacer en este material”.

También trabajan en mensajería, servicios postales, material de oficina, etc.

En el ámbito de la formación para el empleo, AFAUS trabaja tanto en la orientación vocacional y el apoyo para el estudio, “porque cada vez nos viene gente más joven que cursa ciclos formativos y necesitan una ayuda”, como impartiendo cursos de manera directa de formación trasversal, en técnicas de búsqueda de empleo y de capacitación profesional, “que impartimos en su mayoría a través de un con la Fundación Empleo y Salud Mental, que se encarga de la parte de teoría, mientras AFAUS gestiona las prácticas. De esta manera, hemos hecho cursos relacionados con la Hostelería, por ejemplo, de “Auxiliar de Hostelería” para camarero y pinche de cocina; de “Camarera de piso” para toda la parte de limpieza de habitaciones, arreglo de camas; ”Auxiliar de Recepción”.. etc”.

El primer proyecto de vivienda de Salud Mental de Castilla-La Mancha

Mientras AFAUS se afanaba en poner en marcha los talleres para mantener activos y formar a los primeros socios de la organización, se empezaba a trabajar en el otro reto fundamental: la residencia. Así se presentaba un proyecto para abrir la primera vivienda de salud mental en Castilla-La Mancha: “El dinero que nos dieron sólo daba para tres meses, con el alquiler, la comida y un profesional a media jornada. De octubre a diciembre funcionó fenomenal, pero el 31 de diciembre se había acabado el dinero y no salía convocatoria para pedir otra. Fue muy triste, porque las cuatro personas que estaban en esa vivienda, algunas de las cuales llevaban 30 años en el hospital, tuvieron que retornar allí”.

Sin embargo, no desistieron hasta conseguir financiación para mantener el proyecto durante todo el año, de la mano de la Consejería de Bienestar Social: “Así estuvimos bastante tiempo, hasta que desde la Junta se creó la Fundación Sociosanitaria de Castilla-La Mancha», comenta. Actualmente, AFAUS cuenta con cinco viviendas de baja supervisión conveniadas con esta Fundacion, en las que residen 25 personas y por las que han pasado más de 80 usuarios.

“Hoy por hoy todas las provincias tienen viviendas para personas con trastorno mental grave, pero en aquel momento, sólo existían para la discapacidad intelectual. Estamos hablando de hace más de 25 años, cuando aún todavía persiste la idea de que las personas con problemas de salud mental es difícil que puedan vivir fuera de los recursos”, valora Maribel Rodríguez.

La experiencia de las viviendas puso de manifiesto que las personas usuarias lograban salir del hospital y adquirir una autonomía, pero seguían dependiendo de un recurso: “Entonces lo que planteamos es que, igual que un grupo de estudiantes alquilan una casa juntos, pudieran hacer lo mismo y ser ellos y ellas los que alquilen una vivienda,en lugar de la asociación, aunque nosotros les demos un soporte y un apoyo”. AFAUS trabaja con cuatro viviendas de estas características: “Les ayudamos a buscar una vivienda, a gestionar los horarios y los menús y tienen siempre un teléfono de guardia de la asociación por si nos tienen que llamar por alguna razón, además de un terapeuta ocupacional que visita la vivienda una vez a la semana, con el que trabajan las relaciones interpersonales, las dificultades, las responsabilidades de tareas dentro de la vivienda, etc. Eso nos facilita un tránsito desde las viviendas supervisadas, una vía de salida, para que haya hueco para otras personas que precisan de más ayuda”.

Por otro lado, AFAUS cuenta con una vivienda 24 horas con 12 plazas dirigida a personas “que precisan de más apoyo y no se contempla que vivan en un hospital, porque no es lo suyo”. Inicialmente se encontraba en Cabanillas del Campo, donde los alquileres eran más baratos, pero hace dos años se trasladaba a la capital. “Son personas que necesitan de un aprendizaje más intenso y en este recurso cuentan con personal las 24 horas, con auxiliares y terapeuta ocupacional, pero ellos desde el principio tienen la llave de la casa, entran, salen, pueden tener una mascota, pueden participar en otras actividades fuera de la vivienda… Es decir, se hace el apoyo dentro de la comunidad y no en un recurso sociosanitario apartado. Desde allí se valora, si necesitan menos apoyo, trasladarlos a otros recursos”, aclara.

Por último, tienen alrededor de 70 usuarios a los que se les ofrece una apoyo en el domicilio: “Son aquellas que viven solas o las que lo hacían con los padres y éstos fallecieron y necesitan un mínimo de apoyo de alguien que esté pendiente de las consultas, de la alimentación, el ocio, etc..”

Programas de ocio

Además, AFAUS desarrolla un amplio abanico de actividades complementarias para los socios que van desde pilates, cultura general, informática, senderismo, utilización de nuevas tecnologías, etc.

Dentro del programa de ocio existen varios niveles, según Rodríguez. Un grupo de acompañamiento, dirigido fundamentalmente a personas que residen en la URR de Alcohete, “que dos días a la semana se va con la furgoneta y se les acompaña a hacer compras, ir al cine, a pasear, a venir a merendar al Restaurante el Huerto o a lo que vayan proponiendo”; y otro de Ocio Autónomo, que se coordina a través de un grupo de Whatsapp en el que los propios miembros van proponiendo actividades, desde ir al cine, al teatro, a un concierto o cualquier otra actividad. “En ese grupo sólo hay una profesional, que en este caso soy yo, como voluntaria, pero como en cualquier otro grupo en el que participan muchas personas, para que se mantengan unas normas de funcionamiento y no saturar con mensajes que no van a ninguna parte” .

También se organizan excursiones de una jornada o de varios días para ir a la playa, a la montaña “o donde nos digan los socios, que normalmente suele ser ir a la playa”.

“Al final el objetivo es buscar lo que precisa cada persona, como un traje a medida que les permita, poco a poco, ir diseñando su “Proyecto de Vida”, y que nuestros apoyos sean los suficientemente flexibles para que cada vez ganen en confianza y mejoren su autoestima. Muchas veces este camino es muy lento, por los miedos que les trasladamos, profesionales, amigos familiares…Sigue habiendo un paternalismo que mantiene a las personas en ámbitos sanitarios por tiempo prolongado. La vida es probar: Lo que no intentamos no sabemos si lo podremos hacer…Necesitan que alguien les diga “Tu puedes””, concluye Maribel Rodríguez.